domingo, 30 de noviembre de 2008

Chile, un largo septiembre (extracto)

por Patricio Rivas

Cree que el mundo está lleno de nuevas batallas, que la mayor parte de ellas no se ve, y que por ahora es bueno que sea así, de otra forma serían sofocadas cada día. Lo libertario, piensa, se expande desde la vida personal hasta lo social, pero lo autoritario también. El hedonismo y la superficialidad transforman la existencia no sólo en un eterno presente como se ha dicho demasiadas veces, sino en una práctica rutinaria que se aprende para siempre y transforma a los seres humanos en sujetos predecibles y abominablemente correctos, hasta que aparecen nuevos rebeldes que desean reinventar el mundo después de de las miles de veces que otros lo han intentado. Siente que, por fortuna, esos hombres y mujeres siguen apareciendo por ahí y algunos de ellos ni siquiera lo saben.


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Fuente: RIVAS Patricio, Chile, un largo septiembre, Ed. Era, Chile, 2007, p 253

¿Miedo a Cuba?

por Noam Chomsky


En su libro Noam Chomsky Ambiciones Imperiales, David Barsamian reune una serie de entrevistas inéditas con el filósofo norteamericano. El siguiente extracto corresponde a una de ellas.




¿Qué es lo que hace que esta cultura sea más sensible a la propaganda?

Yo no he dicho que sea más sensible a la propaganda. Es más sensible al miedo. Estados Unidos es una país asustado. Y las razones que lo explican, aunque francamente no las entiendo, se remontan muy atrás en la historia del país.



Pero si el miedo ya está ahí, entonces aplicar la propaganda se convierte en algo relativamente fácil.

Determinados tipos de propaganda llegan a ser mucho más fáciles de aplicar. Cuando mis hijos iban al colegio, hace cuarenta años, durante la Guerra Fría, se les enseñaba a esconderse debajo de los pupitres, literalmente, para protegerse de un bombardeo atómico. Por cierto, el embajador de México en aquella época hizo un comentario que debiera haberse hecho famoso. El presidente Kennedy estaba intentando organizar el hemisferio para que todos apoyasen sus atentados terroristas contra Cuba, que fueron durísimos. Por lo general, los demás países del hemisferio occidental sólo tienen que hacer lo que les diga Estados Unidos si no quieren meterse en líos. Sin embargo, México se negó a apoyar la campaña contra Cuba. El embajador mexicano dijo: «Si declaramos públicamente que Cuba es una amenaza para nuestra seguridad, cuarenta millones de mexicanos se morirían de la risa».



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Fuente: BARSAMIAN David, Noam Chomsky Ambiciones Imperiales, Ed. Océano, España, 2005, p.36

Noam Chomsky
(Estados Unidos, 1928) es un lingüista, filósofo, activista, autor y analista político estadounidense. Es profesor emérito de Lingüística en el MIT y una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX, es sumamente reconocido en la comunidad científica y académica por sus importantes trabajos en teoría lingüística y ciencia cognitiva. A lo largo de su vida, ha ganado popularidad también por su acercamiento al estudio de la política, siendo hoy reconocido como un activista e intelectual político que se caracteriza por una visión fuertemente crítica de las sociedades capitalistas y comunistas, habiéndose definido políticamente a sí mismo como un anarquista basado en la tradición anarcosocialista.

jueves, 27 de noviembre de 2008

QUINO | Ser o No Ser | To Be or Not To Be

por Quino

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If you want to see the entire book, click here (requires PDF support)


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Fuente: QUINO, Bien Gracias. ¿Y Usted?, Lumen, España, 2001

Entrevista a Michael Shermer

por Andrés Roemer




Video: Michael Shermer - Why People Believe Strange Things. Haz clic aquí


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Dr. Michael Shermer es fundador de la revista Skeptic, director ejecutivo de la Skeptics Society, columnista de Scientific American, anfitrión de Skeptics Distinguished Science Lecture Series at Caltech, y profesor adjunto de Economía de la Claremont Graduate University.
Sitio oficial: The Work of Michael Shermer

martes, 25 de noviembre de 2008

Enemigos de la Razón | Enemies of Reason (subtitulado)

por Richard Dawkins

El siguiente es un documental transmitido por el canal de televisión inglés Channel 4, el 13 de agosto de 2007. En él, Richard Dawkins aborda la epidemia de pensamiento irracional que apaga la luz de la lógica y las evidencias.

The following, is a documentary transmitted by Channel 4 (England) on August 7th, 2007. Here, Prof Richard Dawkins tackles the epidemic of irrational, superstitious thinking which is blotting the light of logic and evidence.


Parte 1/5




Partes 2 - 5, haz clic aquí

Parts 2 - 5, click here


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Richard Dawkins (Inglaterra, 1941) Etólogo, biólogo evolutivo y escritor de divulgación científica. Ocupa la cátedra Charles Simonyi de Difusión de la Ciencia en la Universidad de Oxford. Autor de El Gen Egoísta, El Fenotipo Extendido, El Relojero Ciego, El Río del Edén, Escalando el Monte Improbable, Destejiendo el Arcoíris, El Cuento del Antepasado: Un Viaje a los Albores de la Evolución y El Espejismo de Dios, entre otras publicaciones.

Richard Dawkins (England, 1941) is a British ethologist, evolutionary biologist and popular science author. He is a professorial fellow of New College, Oxford. Author of The Selfish Gene, The Extended Phenotype, The Blind Watchmaker, River Out of Eden, Climbing Mount Impossible, Unweaving the Rainbow, The Ancestor's Tale and The God Delusion, among other publications.

sábado, 22 de noviembre de 2008

La poesía no se debe recitar, se debe decir

por Elena Poniatowska

El siguiente fragmento forma parte de una entrevista hecha por Elena Poniatowska a Octavio Paz en 1971.

En los años veinte, en los treinta, José Vasconcelos, secretario de Educación, trae de Argentina a Berta Singermann, "Declamadora profesional", grita, llora, se arranca el pelo, desgarra sus vestiduras, se contorsiona colgada de la cortina. La singermann actúa la poesía y la vuelve cursi en el escenario. El daño es para la posteridad. Nos hereda generaciones de pupilas que creen que decir poesía es recitar con los ojos en blanco, en pleno trance. Ya de por sí las mujeres somos sauces llorones en la orillita de la catarata desbordada del sentimiento. Los recitales devienen en catarsis; en ellos nos arrapentimos más que en el confesionario. La miel se derrama sobre México, la oratoria se vuelve una enfermedad. Los recursos "teatreros" destrozan al mejor poema en forma criminal y estas antecesoras de los "serial killers" permanecen impunes.


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Fuente: PONIATOWSKA Elena, Octavio Paz. Las palabras del árbol, Plaza y Janés, México, 1998, p. 132

viernes, 21 de noviembre de 2008

Poem by Andrés Briseño


the rain behind my window falls down into my eyes


I'm holding still the newspaper, thinking of the weather, about the dying summer.

is there a summer in your grave, beloved grandfather?

how cold is death?

because I'm here, so sad for you, and you are so deep, so far, missing a warm blanket for your trembling legs

and I have only paperhands, with sports news as fingers and bitten nails covered with ink.

but paper doesn't stop coldness

ink doesn't cover solitude

perhaps, right now, your old body sprouts white flowers, full of your flesh, showing off small petals

what's a petal, old man?

is it your eyes?

your kidney?

your white hair between my hands?

your soft forehead after my kiss?

empty newspapers hang around Canada, looking for the next rainy cloud

but in Mexico, in the small cemetery of your village, angels wait for fertile tears to feed heart-flowers, to put them in a basket, to strip their leaves before god, who, bored, spends his time stealing butterflies from my orchard.


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Andrés Briseño Hernández (Jerez, Zac., 1981) Estudió Letras en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Ha publicado en diversos diaros, y en 2001 en la antología Premio Trópico de Cáncer a la Creatividad Literaria, mismo que ganó en 2002. Publicó el libro Letras Blancas Letras Negras. En 2007 participó en el Taller Regional de Aguascalientes, impartido por Mario Bellatín. El presente es su primer poema escrito en Inglés.

La Historia del Universo en 200 Palabras o Menos

por Erich Schulman

The History Of The Universe in 200 Words or Less apareció en el número Enero-Febrero 1997 de Annals of Improbable Research. Desde entonces, ha sido traducida a más de treinta idiomas. Numerosos artículos, presentaciones, libros y representaciones se han basado directa o indirectamente en dicha historia, incluyendo A Briefer History Of Time. La historia ha recibido cierta atención de los medios, y ha sido empleada en numerosas cátedras preparatorias y universitarias.


Fluctuacion cuántica. Inflación. Expansión. Interacción nuclear fuerte. Aniquilación
de pares partícula-antipartícula. Producción de Deuterio y Helio. Perturbaciones de densidad. Recombinación. Radiación de cuerpo negro. Contracción local. Formación de agregados. ¿Reionización? Relajación violenta. Virialización. ¿Formación anisotrópica de galaxias? Fragmentación turbulenta. Contracción. Ionización. Compresión. Opacificación del Hidrógeno. Formación de estrellas masivas. Ignición del Deuterio. Fusión del Hidrógeno. Deplección de hidrógeno. Contracción del núcleo. Expansión del envoltorio. Fusión del Helio. Fusión del Carbono, Oxígeno y Silicio. Producción de Hierro. Implosión. Explosión de Supernova. Inyección de metales. Formación de estrellas. Explosión de Supernova. Formación de estrellas. Condensación. Acrección de planetesimales. Diferenciación planetaria. Solidificación de la corteza. Expulsión de gases volátiles. Condensación del agua. Disociación del agua. Producción de Ozono. Absorción del ultravioleta. Organismos fotosintéticos unicelulares. Oxidación. Mutación. Selección natural y evolución. Respiración. Diferenciación celular. Reproducción sexual. Fosilización. Conquista de la tierra firme. Extinción de los dinosaurios. Expansión de los mamíferos. Glaciación. Aparición del Homo Sapiens. Domesticación de animales. Producción de excedentes alimentarios. ¡Civilización! Innovación. Exploración. Religión. Naciones beligerantes. Creación y destrucción de imperios. Exploración. Colonización. Impuestos sin representatividad. Revolución. Constitución. Elección. Expansión. Industrialización. Rebelión. Abolición de la esclavitud. Invención. Producción en masa. Urbanización. Inmigración. Guerra mundial. Liga de Naciones. Extensión del sufragio universal. Depresión. Guerra mundial. Explosiones por fisión atómica. Naciones Unidas. Exploración espacial. Asesinatos. Expediciones lunares. Dimisión. Computerización. Organización Mundial del Comercio. Terrorismo. Expansión de la Internet. Reunificación. Disolución. Creación de la Red Mundial. Composición. ¿Extrapolación?


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Fuente: Annals of Improbable Research Universal History Translation Project
Traducción de Eugenio J. Suárez García sugare@ctv.es
Copyright 1996-1997 by Eric Schulman

The History of the Universe in 200 Words or Less

By Eric Schulman

The History of the Universe in 200 Words or Less appeared in the January/February 1997 issue of the Annals of Improbable Research. Since then, it has been translated into more than thirty languages, and researchers all over the world are working on further translations. Several papers, presentations, books and plays have featured and/or been directly or indirectly based on the history, including A Briefer History of Time. The history has received some media attention, and has been used in several college and secondary school classes. In an attempt to conserve precious bandwidth, mirror sites for the history have been established around the globe. Many readers have felt compelled to comment on the piece.



Quantum fluctuation. Inflation. Expansion. Strong nuclear interaction. Particle-antiparticle annihilation. Deuterium and helium production. Density perturbations. Recombination. Blackbody radiation. Local contraction. Cluster formation. Reionization? Violent relaxation. Virialization. Biased galaxy formation? Turbulent fragmentation. Contraction. Ionization. Compression. Opaque hydrogen. Massive star formation. Deuterium ignition. Hydrogen fusion. Hydrogen depletion. Core contraction. Envelope expansion. Helium fusion. Carbon, oxygen, and silicon fusion. Iron production. Implosion. Supernova explosion. Metals injection. Star formation. Supernova explosions. Star formation. Condensation. Planetesimal accretion. Planetary differentiation. Crust solidification. Volatile gas expulsion. Water condensation. Water dissociation. Ozone production. Ultraviolet absorption. Photosynthetic unicellular organisms. Oxidation. Mutation. Natural selection and evolution. Respiration. Cell differentiation. Sexual reproduction. Fossilization. Land exploration. Dinosaur extinction. Mammal expansion. Glaciation. Homo sapiens manifestation. Animal domestication. Food surplus production. Civilization! Innovation. Exploration. Religion. Warring nations. Empire creation and destruction. Exploration. Colonization. Taxation without representation. Revolution. Constitution. Election. Expansion. Industrialization. Rebellion. Emancipation Proclamation. Invention. Mass production. Urbanization. Immigration. World conflagration. League of Nations. Suffrage extension. Depression. World conflagration. Fission explosions. United Nations. Space exploration. Assassinations. Lunar excursions. Resignation. Computerization. World Trade Organization. Terrorism. Internet expansion. Reunification. Dissolution. World-Wide Web creation. Composition. Extrapolation?


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Source: Annals of Improbable Research Universal History Translation Project
Copyright 1996-1997 by Eric Schulman

sábado, 15 de noviembre de 2008

Octubre, Mes del Libro y la Lectura



Presentación de Ágora, Otoño 2008 en el
Museo Casa de León Trotsky

Octubre 25 de 2008





Ágora, Otoño 2008

Presentación de Ágora, Otoño 2008, en la ciudad de Jerez, Zacatecas



Dr. Veremundo Carrillo, Adrián Franco y Filiberto García



Ágora. Cultura, Historia, Filosofía y Arte


A la entrada de esta Ágora o plaza pública, nos recibe una deliciosa calavera fumadora de Van Gogh (s. XIX), y nos despide a la salida el cráneo trunco y vacío invertido sobre dos manos descarnadas, sueño de Jorge Hinojosa, como el Sueño de los Guantes Negros de Ramón López Velarde. La plaza, la revista, es en esta ocasión camposanto o cementerio: lugar para soñar (descansar). Nos sirven de guía los filósofos, desde Epicuro (s. IV a.C.), hasta Emile Cioran (s. XX); y también los aún viandantes pintores, poetas, cuentistas.


Escritos breves, de no más de una página y media, unos densos, otros volátiles. Diecisiete textos en 20 páginas. ¡Ni Gracián ni Epicteto! No me libro de lo que alguien considera un defecto: leer todo lo que voy a comentar. Si digo: «mira», es porque ya miré yo. Espero no ser menos discreto que los colaboradores, en cuanto a extensión.

Emile Cioran, rememorado por Adrián Franco: cavila «Antes de pasaba con gravedad de una contradicción a otra; ahora sufrimos tantas a la vez que no sabemos ya por cuál interesarnos un cuál resolver». Infunde a la historia humana de una loable sensación de agotamiento. (p. 2)

Esclavo Albedrío, por José Félix Bonilla Sánchez. Es un juego de ajedrez, el tirano sacrifica piezas en la lucha «por la libertad», sólo para permanecer él. Es la inmolación ajena en la política, civil o religiosa. (p. 4-5)

¿Por qué?, de Adso Eduardo Gutiérrez, es la compleja tragedia de la vida hecha pregunta. (p. 5)

Vox Pópuli, por Rodrigo Alemany. Poema del hombre nuevo de América Latina, «un duende azul con capuchón rojo», que se reconoce total, vástago de Pedro de valdivia, del Indio Seattle y de Coyolchaiqui. (p. 6)

Otra guía de cementerio es Carmen Izquierdo, en un cuento, La Perspectiva Celeste, donde de sueño en sueño, buscando el origen de la vida, una mujer retorna al vientre de su madre justo antes de nacer. La lectura nos sugiere «la perspectiva terrestre» y la técnica narrativa de Carlos Fuentes, en La Muerte de Artemio Cruz: para adelante o para atrás, la muerte boca abajo o boca arriba, el destino es el mismo. (p. 7)

Con el fotoperiodista chiapaneco Mauricio Chalons recorremos el Campo de refugiados de Bosnia. «En esta guerra todos hemos perdido», suspira un sobreviviente yugoslavo. Y esto nos lleva a pensar en nosotros hoy, en Irak, en las fiestas patrias de Morelia, y en la avioneta en llamas de Mouriño. (p. 8-9)

El Café Literario nos envuelve en el humo del existencialismo y la vida moderna. Lúcida y sombría reflexión: «No cabe duda que una buena parte del instinto de supervivencia del ser humano estriba en el manejo emocional de la inminencia de su muerte». (p. 10-11)

Hay un paréntesis de poemas sencillos, táctiles y melódicos, sobre el amor, de Manuel del Riego. (p. 12)

Las Consideraciones de Patricia Ochoa abordan los límites de lo humano, ante el advenimiento de la muerte. (p. 13-14)

Enrique Layna, escéptico sobre el más allá, se rinde ante la presencia silenciosa de Cholo, su perro ya muerto: «Subió a la cama, sentí su peso sobre el colchón; junto a mis pies, como acostumbraba hacerlo. Mis lágrimas silenciosas emergieron de nuevo». (p. 15-16)

La difícil y fatal convivencia de pareja se expresan en Sólo una Carta, de Andrés Méndez, donde hasta el suicidio se controla. (p. 17)

Sólo por el inicio de Réquiem para mi Abuelo, intuyo que Andrés Briseño leyó mi poema Hoy hace un año, cuatro meses y ocho días. Ay de él si no lo ha leído. Pero aquí lo que importa es el abuelo difunto, vivo en el amor y la esperanza: «Es un abuelo tangible, el que anduvo por el mundo, y otro revestido de recuerdos, el que anda en los corazones, entre las ideas y el sentimiento». (p. 18-19)

Quintaesencia de esa literatura concentrada es la última página, por la que sabemos de qué murió cada filósofo: Abelardo: por una monja; Agustín de Hipona: ataque de hipo; Comte: negativismo; Copérnico: víctima de una revolución; Chomsky: transformación degenerativa; Demócrito: atomizado; Heráclito: ahogado dos veces en el mismo lugar; Kierkegaard: salto al vacío; Levi-Strauss: devorado por nativos; Maquiavelo: intrigas menores; Marx: falta de capital; Nietszche: sobredosis de auto poder; Pitágoras: se le fracturó la hipotenusa; Zenón de Elea: arrollado por una tortuga.

No digo más. Buena revista. Variada. Profunda y ágil. Cosmopolita. Muy del siglo Veintiuno. Ah, y conforme al tiempo y a Jerez, es decir: mágicamente fúnebre.


Jerez, Zacatecas, El Foro Café, 5 de noviembre de 2008

Veremundo Carrillo Trujillo


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Dr. Veremundo Carrillo Trujillo (Tepetongo, Zacatecas). Es poeta y escritor. Hizo estudios de Humanidades en Montezuma, Nuevo México, EEUU. Doctorado en Filología Clásica en Salamanca, España. Fundador y primer director de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Ha escrito libros como: Barro que Suena a Plata, antología de literatura zacatecana, Máscaras de Piel de Hombre, La Décima Luna, Antología poética 2003, entre otros. Actualmente es presidente de la Asociación de Estudios Clásicos y Medievales, y de la Asociación Amigos del Patrimonio Zacatecano. Es también subdirector de Enseñanza del Instituto Zacatecano de Cultura.

Ágora | Otoño 2008 | Í N D I C E



Año 1 | No. 3 | Otoño 2008

por Adrián Franco

«La muerte no es nada para nosotros, porque mientras vivimos, no existe la muerte, y cuando la
muerte existe, ya no somos»
Epicuro
(341 a.C.-270 a.C.)

Decir que para sabernos vivos sólo basta contemplar el mosaico multicolor de la naturaleza y aspirar su aire impregnado de la savia primigenia, es tanto como afirmar que el sentido de la trascendencia de la vida rebota continuamente entre los muros de la impasible realidad que nos contiene. La búsqueda de su función de ser como condición primordial de la conciencia no puede concebirse únicamente desde la circunstancia que ocupa en sí. Una estricta definición de ser vivo, brindada por Carl Sagan, lo describe como «cualquier sistema capaz de reproducirse, mutar y de reproducir sus mutaciones». En un tono más filosófico que técnico, los griegos proponían que no es mortal quien muere, sino quien conoce y acepta la certeza de su muerte y por lo tanto manifiesta una reacción hacia ésta.

Si bien Platón señala una contradicción en el temor humano hacia la muerte (dado que nada conocemos de ésta y por lo tanto el saber infundado acarrea un temor igualmente inconsistente), Aristóteles racionaliza el sentido de la vida ante su temporalidad mediante elementos éticos que no alcanzan a fundamentar una razón más que en el orden universal determinado por un tipo de voluntad divina. Más tarde San Agustín establece el camino de la fe cristiana como ruta racional infalible en la búsqueda del significado del ser, y mil seiscientos años después el existencialismo revierte esta consideración al colocar al individuo en el centro de las decisiones que determinan la función de su propia existencia.

Antes que establecer cuál corriente filosófica posee el mayor grado de certeza, es preciso reconocer el afán de trascendencia individual como común denominador entre ellas. No obstante la sugerida intervención divina para avenirnos vida eterna en el establecimiento de un orden universal cuya comprensión no nos será asequible en tanto no hayamos cruzado el umbral de nuestra muerte, lo cierto es que ésta, más que tranquilizarnos, continúa infundiéndonos de latente zozobra. La razón bien podría explicarse en la manera como enfocamos nuestra percepción de la realidad: ¿Vemos al mundo tal cual es, o como de acuerdo a nuestras costumbres y creencias debería de ser?

Si el fin último de nuestra existencia terrenal se basa en la búsqueda de la trascendencia mediante las decisiones asumidas, y si éstas a su vez dependerán de nuestra lectura de la realidad, resulta entonces elemental la pulcritud de nuestro juicio en la interpretación de la misma para así adoptar, de manera racional, un equilibrado código de certezas en vez de un cúmulo de mitos infundados para brindar su justo valor a la vida antes que dilucidar el fondo oculto tras umbral de la muerte.


Cuestionar nuestras creencias antes que confirmarlas en testimonios de improbable procedencia, concederle al azar el papel que invariablemente ocupa en una serie de eventos cualquiera, dudar racionalmente de nuestros sentidos al interpretar la realidad en tanto que nuestra capacidad de percepción es fisiológicamente limitada, y sobre todo —y en todo momento— evitar la sobre simplificación de nuestros pensamientos haciéndonos de más de una primera impresión de las cosas, son hábitos que más que deshumanizarnos, brindan grados de certeza por encima de lo intuitivo no obstante lo reconfortante que éste pudiera resultar.


Las antiguas escrituras nos invitan a creer que «la mejor arma del diablo es el engaño». No olvidemos que, en ocasiones, también lo es de la esperanza.


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Adrián Franco (Cd. de México, 1976) Ingeniero y escritor. Ha publicado poesía y traducción en diversos medios impresos y electrónicos de México, e impartido talleres de creación literaria. Fundador del Grupo Cultural Ouroboros. Es editor de la revista Ágora.

Tormento

por Emile Cioran

La soledad es insoportable, a solas conmigo mismo, a solas con mis pensamientos.

No sé cómo distraerlos, cómo atontarlos para que no me atormenten. Surge entonces la rabia ante la impotencia, y la agresividad es un pequeño paso que doy en ese estado.

Sentirse solo y estar solo no es lo mismo, pero en mi caso, sí, me siento solo aún cuando no estoy solo, pero lo siento mucho más cuando esa soledad es también física.

¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven sueño de idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada?

Sea cual sea la respuesta, puedo decir que nunca he pedido estar aquí y aún estando aquí, sólo pienso en cómo salir, sin hacer ruido, sin que se note mi ausencia, como si nunca hubiera estado. Y de esa manera, sentir la ilusión de no haber existido nunca.



Emile Cioran

por Adrián Franco

Como una inesperada desgarradura impuesta al fino telar de los sistemas metafísicos y filosóficos, la obra de Emile Michel Cioran (Rumania, 1911-1995) infunde a la historia del pensamiento humano —a manera de paradójico rescate en el instante previo a la lucidez de la caída— una loable sensación de agotamiento. Así como Nietzsche anuló la idea de dios, Foucault criticó la razón teórica del racionalismo cartesiano, Habermas hace lo propio con las tres esferas básicas de Kant —ciencia, moral y estética— en la función de reintegrarlas hacia un positivismo por la emancipación de la verdad en poder del Estado, del mismo modo que Marx concibe a la filosofía como sistema integral armónico sucesor de las religiones, la transición de la filosofía clásica a la modernidad podría sintetizarse en un factor común: la deconstrucción de paradigmas mediante la crítica analítica y su consecuente abolición de la grandiosidad estética. Y es precisamente en este punto, en el umbral indeciso de la posmodernidad en ciernes, donde Cioran toma su lugar en el universo pensante, no como emisario de una panacea ideológica, sino más bien como la llave de una nueva caja de Pandora en cuyo interior, tan oscura y pesimista como el abismo de la deconstrucción de la filosofía, se distingue la contradicción de todo mediante una desmoralización en cuya violenta claridad conjuga la fatalidad de seguir existiendo, con la fuerza vital de una literatura en cuyo estremecimiento nos redescubrimos vivos. Cuando se le cuestionó si estaba en desacuerdo con todo lo acontecido desde 1920, Cioran, lúcido y elocuente, respondió, «No, desde Adán».

Maestro del aforismo como forma de expresión proporcional a la agudeza de su pensamiento, a Cioran se lo podría reconocer como una perspicaz contradicción de sí mismo, protagonista clave en la cada vez mayor desavenencia del hombre ante sí y ante su dios.


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Adrián Franco (Cd. de México, 1976) Ingeniero y escritor. Ha publicado poesía y traducción en diversos medios impresos y electrónicos de México, e impartido talleres de creación literaria. Fundador del Grupo Cultural Ouroboros. Es editor de la revista Ágora.

Silogismos de la amargura

por Emile Cioran

  • El pesimista debe inventarse cada día nuevas razones de existir: es una víctima del «sentido» de la vida.
  • Fuera de la dilatación del yo, fruto de la parálisis general, no existe ningún remedio contra las crisis del abatimiento, contra la asfixia de la nada, contra el horror de no ser más que un alma dentro de un salivazo.
  • Don Quijote representa la juventud de una civilización: él se inventaba acontecimientos; nosotros no sabemos como escapar a los que nos acosan.
  • Dichosos esos frailes que, al final de la Edad Media, corrían de ciudad en ciudad anunciando el fin del mundo. Poco les importaba que sus profecías tardaran en cumplirse. Podían desmandarse, dar rienda suelta a sus terrores, descargarlos sobre las muchedumbres; terapéutica ilusoria en una época como la nuestra, en la que el pánico, introducido en las costumbres, ha perdido sus virtudes.
  • El prejuicio del honor es propio de las civilizaciones rudimentarias. Cesa con la aparición de la lucidez, con el reinado de los cobardes, de aquellos que, habiéndolo «comprendido» todo, no tienen ya nada que defender.
  • Nadie puede conservar su soledad si no sabe hacerse odioso.
  • Constituye una gran injuria contra el hombre pensar que para destruirse necesita una ayuda, un destino... ¿No ha gastado ya lo mejor de su talento en liquidar su propia leyenda? En ese rechazo de durar, en ese horror de sí mismo, reside su excusa o, como se decía antes, su «grandeza».
  • Si la Historia tuviera una finalidad, qué lamentable sería el destino de quienes no hemos hecho nada en la vida. Pero en medio del absurdo general nos alzamos triunfadores, piltrafas ineficaces, canallas orgullosos de haber tenido razón.
  • Tanto he mimado la idea de la fatalidad, a costa de tan grandes sacrificios la he alimentado, que ha acabado por encarnarse: de la abstracción que era, ahora palpita irguiéndose ante mí, aplastándome con toda la vida que le he dado.
  • Antes se pasaba con gravedad de una contradicción a otra; ahora sufrimos tantas a la vez que no sabemos ya por cuál interesarnos ni cuál resolver.
  • Una naturaleza religiosa se define menos por sus convicciones que por su necesidad de prolongar sus sufrimientos más allá de la muerte.

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Fuente: CIORAN E. M., Syllogismes de l’amertume, Editions Gallimard, Francia, 1952

Esclavo Albedrío

por José Félix Bonilla Sánchez

«No saben que la mano señalada del jugador gobierna su destino, no saben que un rigor adamantino sujeta su albedrío y su jornada»
J. L. Borges


No conoció su final, no supo del jaque fulminante; pero hubo muchas cosas que sí supo (o creyó saber), entre las que se pueden mencionar las siguientes.


Vayan al frente; yo permaneceré en la retaguardia para protegerlos. Y luchen con esmero; puede que su vida esté de por medio.

Debo infundirles ánimo; al fin y al cabo, cuando mueran ni cuenta se darán. Por otra parte, nunca sabrán que su lucha fue por mí, por protegerme, cuidarme, complacerme.

Qué extraño que así les suceda. Y pensar que probablemente se crean libres; siempre les conmino: «vamos a buscar la libertad», pero no les digo que la hayamos encontrado ya o que la habremos de hallar después. Así son felices, trabajando por mí, luchando por mí, viviendo…

—Su Majestad, perdón por sacarlo de sus meditaciones, pero hay un asunto delicado que
demanda su atención.
—¿Qué sucede?
—Están a punto de acabar con todos los del frente.
—Pues bien, si así tiene que ser, que mueran con dignidad, con orgullo.
—¿Y usted? ¿Qué va a pasar con usted?
—No se preocupen, aún hay escuadrones dispuestos a defenderme. Y si ustedes pelean con valor hasta el final servirá de ejemplo para ellos, de modo que, si es preciso, mueran también por mí.
—Como ordene Su Majestad.

Así me gusta, que no opongan resistencia a mis órdenes. No se preocupen, pronto serán recompensados, sus esfuerzos se verán coronados y su recompensa durará eternamente.

—¿Pero qué sucede? ¿Qué escándalo es ese?
—Una de las torres que usted mandó levantar ha sido destruida y la otra está en grave peligro.
—Pase lo que pase continúen luchando; no hay hacia dónde retroceder.

No permitiré que invadan mi espacio, sólo yo debo quedar resguardado en caso necesario; no puede haber más que un rey, de otro modo no sería tal.

Aunque no recuerdo cómo es que llegué a ser lo que soy, sé que debió ser algo grandioso, y es esa grandeza la que me hará perdurar. No puedo terminar así, de pronto, como todos ellos. Pobres, lo bueno es que desconocen su miseria; si conocieran la verdad no quiero ni pensar lo que ocurriría.

Yo existo por encima de todos, puedo saber lo que está pasando. Ahora mismo puedo ver a ese caballo caer y sé que aquel otro habrá de correr esa misma suerte tarde o temprano, pues para la gloria de uno solo es necesario el sufrimiento de muchos otros, y ellos así lo aceptan con resignación; qué más pueden hacer. Y si se rebelaran contra mí, ¿acaso creen que les espera otra suerte, pensarían que en verdad tienen un aliado, alguien para protegerlos?

—Alfiles, ¿quién sino yo les ha brindado ese glorioso nombre y los ha mantenido aquí, en mi cercanía? Ustedes son y serán mis más preciados guerreros, y ahora que todos nuestros batallones han sido destruidos, se los digo: vayan, acaben con nuestros enemigos. Estén tranquilos, pues la reina y yo cubriremos sus espaldas.

Helos ahí, obedientes como siempre. Si les dijera «cuélguense por mí» ¿acaso lo pensarían dos veces? Ahora me parece que todo esto sucede sólo para que se pueda manifestar y magnificar mi gloria y mi grandeza. ¡Qué más da la vida de tantos y tantos hombres como ellos!

—¡Acaben con los enemigos, mis gloriosos guerreros!

Han estado siempre cerca, en cualquier momento podrían convertirse en mis enemigos; de hecho, ya casi puedo considerarlos así. ¡Ah, qué grande soy! ¡Ahora entiendo por qué han de morir! Su hora ha llegado, me siento como si ello dependiera de mí, como si sus destinos estuvieran aquí, en mis propias manos.

¿Qué es la muerte cuando soy yo quien la controla? Me había parecido antes tan grande, pero ahora la he empequeñecido y le digo: toma primero a estos, luego a aquellos, por mi gloria, ¿lo oyes?, ¡por mi gloria!; ¡hasta tú trabajas para mí! ¡Oh, cuánta grandeza! ¡Qué momentos estoy viviendo, qué sensaciones!

Pero qué veo. —Mujer mía, lo siento, pensaba librarte pero tú misma has visto que estando más cerca de mí se han lanzado en tu contra. No temas, si mueres, formarás parte de mi grandeza.

¡Ahí caes!, ¿pero qué sucede?, no me ha dolido. ¿Cómo puedo explicarme este suceso inesperado? ¡Ah!, era inevitable; no se consiguen grandes cosas sin antes haber perdido otras.

Ahora vienen hacia mí; suponen que me defenderé como los demás, que voy a utilizar mis manos para pelear; ignoran que mi fuerza reside en otro sitio. Seguramente creen que mi lentitud es signo de debilidad. Desconocen que mi poder radica en mi razón.

—Acérquense, vean lo débil que estoy. No, no tengan miedo de escucharme, ¿qué les puede pasar? ¿Ríen? Sí, es necesario que, como los demás, piensen que su muerte es meritoria, heroica.

¿Alguien más quiere jugarme?


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José Félix Bonilla Sánchez (Jerez, Zac., 1975) Lic. en Psicología por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Publicó Esclavo Albedrío en la revistaRes Et Verba (Noviembre, 2007).

¿Por qué?

por Adso Eduardo Gutiérrez Espinosa

La niña preguntó a su madre en la cocina: ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué existe la guerra? ¿Por qué el Universo es infinito? ¿Por qué Dios eligió a María y no a Magdalena? ¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué mi abuela es anciana? ¿Por qué juegas a las luchitas con mi papá en las noches? ¿Por qué los bebés vienen de París? ¿Por qué se llama Jesús el niño Dios? ¿Por qué los ángeles no tienen sexo? ¿Por qué la maestra está bizca? ¿Por qué…? La madre apuñaló varias veces a su hija. En el suelo, la niña preguntó ¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué me duele tanto?...


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Adso Eduardo Gutiérrez Esponoza (Zacatecas, Zac., 1988) Estudia en la Unidad Académica de Letras de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Asistió al taller literario de Alejandro García. Su trabajo se ve reflejado en Tiempo Mixto y Antología del Equinoccio, publicaciones auspiciadas por la Universidad Autónoma de Guanajuato.

Vox Pópuli

por Rodrigo Alemany

a Rogelio de la Fuente y Orietta

hijo de Pedro de Valdivia
hijo de Atahualpa
hijo de Lautaro
hijo de Tupac Amaru
tupac Yupanqui
hijo del indio Seatl
hijo de Nezahualcoyotl
en la hoguera de huesos y cofradías
en la ofrenda de tributos al sol
inti tupac Yupanqui incahuasi
inti dios solar
sangriento y efímero

hijo de Tlaloc
hijo de Huitzilopochtli
hijo de Coyolchauqui
hijo del tiempo y los abrazos
hijo del amor y de la muerte
teonanacatl
soy un duende azul con capuchón rojo
en la hoguera de la vida
como charqui fumo la pipa de la paz
y me alimento de hortalizas
Quitzé
jaguar y destierro
terreno nuevo
Lacalhá lluvia ocelote
jaguar y Quetzales
ofrendo mi moi a los cinco puntos cardinales
ofrendo mi cáñamo a los cinco puntos cardinales
ofrendo la hoja de coca a los cinco puntos cardinales
diaguita inca alacalufe y mapuche
hijo de Pedro de Valdivia dejo mis armas antiguas…


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Rodrigo Alemany (Santiago de Chile, 1969) Poeta, en 1995 publicó el libro Viajero No. 5, con Editorial Aldus. Ha participado en distintos encuentros de poesía y ha sido publicado en diferentes revistas literarias de México

La perspectiva celeste

por Carmen Izquierdo Álvarez

Se despertó muy temprano. La luz del día inundó la estancia amplia y desnuda. Se desperezó suavemente, mientras se miraba en el espejo de la vida e interpretaba gestos aprendidos. Su rostro nada excepcional cobraba entonces una belleza singular, rara y casi perfecta en conjunto con su cuerpo. Se deslizó hasta la ventana y contempló el paisaje quieto, adornado de verdes y azules e irisado de cromatismos indefinidos. ¿Dónde se hallaba? El recuerdo había desaparecido poco a poco; las formas perdían sus contornos hasta convertirse en sustancias maleables. Sólo ella permanecía en medio del paisaje, mirando siempre a través de la ventana, preguntándose por el origen de su pensamiento y de su ser. Se recordaba desde ese mismo instante. Su existencia había comenzado entonces.

Al anochecer, dormiría plácidamente; luego ya nunca más recordaría el sueño y su significado. Permaneció sentada durante mucho tiempo, mirando a su alrededor, respirando el aire azul que pasaba junto a su rostro, rozándola, acariciándola y meciéndola en silencio. Deseaba sentirse así siempre. Sin embargo, recordaba un vago sueño que se repetía una y otra vez. Se acarició el rostro y unas lágrimas brotaron de sus ojos. Presentía que el sueño era un imposible y que si intentaba descifrarlo siempre regresaría al punto de partida.

¿Quién soy yo? Yo soy de donde nacen las piedrasoriginarias y el cielo estalla constantemente creando minerales que cruzan el universo buscando un lugar donde morir. Soy el ser que se creó de la nada y fue transportado a una nebulosa vacía que yo llené de vida. Antes, el universo y yo éramos uno. Pero ahora, ¿hacia dónde me dirijo?

Soñó que el cielo era una gran tela fuerte, compacta, que se deslizaba lentamente hasta rozar la tierra. Entonces se despertó. No quería sentirse desprotegida, sin un cielo que la cubriera. Pero al poco tiempo volvió a soñar con la misma secuencia. Intentó asomarse a través del sueño al inicio de la caída de la tela y contemplar las pinzas imaginarias que sostenían el tejido resistente, que ahora caía cada vez más deprisa. Abrió los ojos agitada, movió las manos intentando sujetar aquella tela que caía sin remedio. Comprendió que su posición en el sueño no era la adecuada para llegar al inicio. Había actuado demasiado rápido. Volvió a dormirse y soñó que soñaba en un ser que era ella y que contemplaba el origen de la tela azul. Pero esta vez le asustó la posible visión y se obligó a despertar. Lo intentó de nuevo, dejándose llevar por el ser que soñando soñaba que se elevaba hacia la tela azul, atravesándola, mientras ésta seguía su vertiginosa caída. Sintió un zumbido en los oídos y el corazón le latió muy deprisa. No podía ser cierto. Por un instante intentó regresar al primer sueño, donde todavía seguía cayendo la tela y ella la esperaba aterrada. Pero el segundo sueño le impedía descender. Se sintió estallar y luego dividirse en múltiples seres que generaban otros sueños, y en cada uno de ellos podía observar la caída desde perspectivas diferentes. De pronto, se unificaba en un solo ser y contemplaba el vacío. Al mirar hacia arriba, vio cómo la tela se deslizaba hacia abajo y tras ella muchas otras se disponían a descender. Y todas eran azules y transparentes.

Sintió una infinita tristeza. Comprendió que nunca contemplaría las primeras pinzas que sujetaban la tela originaria, el cielo primigenio. Algunas lágrimas brotaron de sus ojos y le despertaron del estado febril en que se hallaba. Sólo podría contemplar un trozo de cada uno de los innumerables cielos. Y se dio la vuelta, por fin, mientras su madre sentía las últimas contracciones. Al salir, lloró desconsoladamente. Ahora sería difícil encontrar la perspectiva celeste.


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Carmen Izquierdo Álvarez (L´Hospitalet de Llobregat, Barcelona, España, 1961) Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Ha colaborado para diversas editoriales españolas como redactora y técnica editorial. Actualmente trabaja como especialista en edición para Random House Mondadori, España. Contacto: carmenizquierdoalvarez@yahoo.es

Campo de refugiados de Kravica. La barbarie del olvido

por Mauricio Chalons

«Odio los cadáveres de los imperios, apestan como ninguna otra cosa»
Rebecca West, Black lamb and grey fallen

Kravica es un pequeño valle enclavado entre húmedas montañas de la República Serbia de Bosnia, donde el frío nos recuerda a cada paso la miseria y abandono impuesto a todos aquellos que padecieron en carne propia la nociva experiencia de la guerra: los civiles.

Lentamente nuestros pasos se pierden en la semioscuridad del atardecer. Estremece darse cuenta de que el tiempo parece detenido entre las casas de madera, donde los pobres entregan lo mejor de sí al extraño venido de tierras lejanas, fantasmales en la memoria de la gente, aunque la referencia del nombre de México trae consigo el recuerdo a un abuelo que tiernamente tararea “El rey” y con una sonrisa en los labios pronuncia, entre tímido y cariñoso, la palabra “tequila”, refiriéndose a nuestra bebida nacional como «dobra, súper, ¡muy buena!

Un vaso de rakia no sólo da calor —tan fuerte como la bebida nacional de sus primos hermanos rusos, el vodka, y tan eslavo como el mismo—, sino que permite romper las diferencias lingüísticas y culturales, nos brinda la oportunidad de adentrarnos en la cultura de una nación que, a pesar de las visibles diferencias políticas y religiosas, tiene también vicios y virtudes comunes: bebidas como la pivo —cerveza—, la rakia y comidas como el asado de cordero —pecenje (léase “pechenye”)—, el cevap, etc. Aquí uno comprende el viejo dicho de “beber como cosaco”, y se disfruta del deporte nacional tanto de bosnios como de croatas y serbios: el ajedrez.

Los niños persiguen al que viene de fuera con una sonrisa en los labios preguntando «kako se zoves?» —¿cómo te llamas?—, seguido de un «dobar dan» —buenas tardes—. Ellos, siempre gentiles e inocentes, nos recuerdan la tierna facultad de recrearnos ante lo desconocido, de ser felices con pocas cosas, sólo con un gesto, una sonrisa, un dulce, facultad que los mayores, a veces, hemos perdido irremediablemente en algún lugar y momento de nuestra vida. Como contraste, en todas las zonas visitadas por mí en Bosnia, los niños todos juegan a la guerra, un detalle que no deja de ser desolador.

«En esta guerra todos hemos perdido, nadie ha ganado», relata Momir, sobreviviente de la guerra civil que asoló la antigua Yugoslavia a mediados de los años noventa, comentario que a lo largo de la República Serbia de Bosnia y la federación de Bosnia-Herzegovina he podido escuchar en labios de ex veteranos de guerra y civiles de este país enclavado en la zona de los Balcanes —palabra de origen turco que significa montaña—. Las abuelas relatan con el dolor reflejado en sus rostros la pérdida de un hijo, un nieto, una nuera, los terribles momentos del tener que huir entre las montañas para salvar la vida, el terror de escuchar los lamentos y estertores de aquellos que murieron camino de su exilio. No queda la mínima duda del sufrimiento que cada familia ha padecido sin distinción de grupo al que perteneciera, pues la mayor desgracia de esa guerra fue, es y será el que todos eran eslavos; aquí no se puede hablar de diferencias étnicas, quien lo mencione no tiene la más mínima idea de lo que habla. En lo físico es casi imposible distinguir a unos de otros; las únicas diferencias que se pueden percibir, por ejemplo, al cruzar la zona serbia, es por los letreros de las carreteras, escritos en cirílico, o cuando nos cruzamos con una bandera bosnia, croata o serbia durante el camino, o por la creencia religiosa que profesan.

Cada día que paso en los pueblos y provincias de Bosnia-Herzegovina me recuerda lo afortunado que soy al tener un techo, sin disparos de obuses, morteros o fusiles de asalto kaláshnikov en las calles o paredes de las casas derruidas o a medio reconstruir, de tener agua caliente en el grifo, comida y los diversos servicios que el “primer mundo europeo” me ofrece (aunque no siempre de la calidad que presupone el costo de los mismos).

Las familias de Kravica, unas doce o quince en promedio, sobreviven con aproximadamente treinta euros al mes (unos 500 pesos mexicanos), los chicos van a la escuela en condiciones muy difíciles y la gran mayoría de los adultos malviven del cultivo para autoconsumo, además de la pesca en los ríos, lo cual permite enriquecer un poco la dieta familiar.

Mi llegada coincide con el primer cumpleaños del pequeño Mijaíl; los padres del pequeño me invitan a probar un pastel hecho por su tía y a tomar con ellos una Jelen Pivo, la cerveza nacional serbia. No puedo negar que ambas cosas me han sabido a gloria, tanto por su exquisitez como por el gesto de los anfitriones de compartir sus ya de por sí precarias provisiones con un extranjero que, por lo demás, habla muy poco su idioma, pero entre serbio, inglés y francés nos vamos entendiendo, permitiéndome además conocer un poco de la tierna intimidad de sus vidas.

El crepúsculo marca el fin de mi estancia en el campo de refugiados de Kravica y el inicio de la segunda parte de mi viaje a los confines de la Serbia profunda y terrible en Bosnia. El destino me depara sorpresas que desde este día han marcado mi vida y mi profesión. Dovidenja Kravica! ¡Hasta pronto, Kravica!


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Mauricio Chalons (Tapachula, Chiapas, 1970) Fotoperiodista y poeta, egresado del Club Fotográfico de México. Ha sido expositor en México y Chile, colaborador en diversos medios impresos en México, Estados Unidos, y actualmente en fotoperiodistes.org en Cataluña, España; es además corresponsal de la revista The Billionaire, en Europa. Contacto: maikupresse@yahoo.fr

Existencialismo y vida moderna

Café Literario

Ante la duda, el vacío, la búsqueda infructuosa de una entelequia acorde al equilibrio de una sistematizada racionalidad, surge un paréntesis autocontemplativo en el que, más que afirmar o A descartar una definición reconfortante del ser, es el hueco mismo quien se nos presenta como la antesala hacia la búsqueda de una respuesta a nuestra condición estrictamente individual, libre y escéptica, inmune a códigos éticos que sugieran el cimiento y cúspide de una virtud moral concebida fuera de los límites de la capacidad de elegir. Antes que heredar una verdad para vivir, es preciso adoptar una idea en sí misma verdadera para quien se halle dispuesto a abrirse un camino propio en vez de andar la senda delimitada por modelos morales llamados por costumbre universales, aún cuando no fueron diseñados ni especificados para hacer del individuo juez ante su diferenciación rigurosamente personal del bien y del mal basado en la sumatoria de los diversos factores de su experiencia de vida. La elección moral, entonces, toma su lugar en el conjunto universo de posibilidades del libre albedrío, y así, por más subjetivo que pudiera parecer el propósito ideal por el cual un individuo está dispuesto a vivir (o incluso a morir), el juicio sobre éste carece de trascendencia si sólo se le aborda desde el ángulo de un observador inmóvil, ajeno del sentido primordial de la voluntad del otro. Son estas cuestiones las que inspiraron el movimiento filosófico más influyente de los siglos XIX y XX, si bien, desde Platón, nociones en pos de la perfección moral han sido puestas sobre la mesa de la discusión del sentido ontológico del ser humano. ¿Y nuestro tiempo? Cuál es el sentido de la búsqueda existencialista para una sociedad moderna, tecnificada, demandante, ávida de ofertas para elegir en un caldo de cultivo donde la libertad de pensamiento y elección, más que un objetivo, fungen como un bien, es decir, la lucha por ser se desarrolla con mayor ahínco en la arena del tener. La respuesta, tal como lo proponen las diversas corrientes existencialistas, se encuentra en el individuo y lo que éste decide hacer con su propia libertad, en tanto sea conciente y responsable de sus fundamentos, sus motivaciones y los alcances de sus consecuencias, y es quizá ésta la variable indicada para predeterminar el valor ontológico del tejido social contemporáneo: en un mundo saturado por información a la que es posible acceder con —literalmente— tan solo extender la mano, ¿estamos dispuestos a asumir el grado de responsabilidad implícito en el conocimiento de todo ello?


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Foro Café

La muerte (primera parte)

Café Literario

Visto a sí mismo como una entidad no transitoria, sino perdurable, el ser humano, de manera sistemática en cualquier época y geografía, ha depositado la finalidad de su existencia más allá del umbral de su tiempo y circunstancia física; proyecta no sólo el sentido del ser más allá de las barreras del mundo terrenal; concibe también mecanismos en cuya función reside una promesa compensatoria contrapuesta a las vicisitudes acumuladas a lo largo de su vida. Al paso de la historia de las civilizaciones hasta nuestros días, la relación intrínseca entre el individuo y su propia muerte ha quedado supeditada, y en algunos casos hasta institucionalizada, a la tradición espiritual que le compete y a pesar de las nulas evidencias (estadísticamente despreciables) sobre cualquier posibilidad de prolongación de la conciencia más allá del mundo físico. Sea un paraíso, un infierno o la cíclica reencarnación del alma, ninguna de estas posibilidades puede dejar de considerársele como algo distinto a una antigua tradición que, no obstante haber perdurado milenios, sería una equivocación considerarlos verdaderos sin contar antes con evidencias claras que sustenten dichas tesis por el simple hecho de representar una forma antigua de pensamiento. Hipótesis reconfortantes diseñadas para brindar alivio, no certeza, ante la anunciada finitud de nuestra existencia, no hacen sino trasladar a un espacio intangible el propósito de la existencia misma. No cabe duda que una buena parte del instinto de supervivencia del ser humano estriba en el manejo emocional de la inminencia de su muerte, y que el uso del mito como paradigma universal ha probado su efectividad en el plano individual y comunitario, en tanto su fundamento esté basado en la promesa de una vida mejor. Sin embargo, ¿no es ésta una forma de despreciar el mundo y la vida misma, lo que tenemos por seguro aquí y ahora? Si son el mito y la tradición espiritual medios para aliviar la inminencia de un destino despreciado, su finalidad fundamental se circunscribe entonces en la sola tarea de intuir el sentido oculto del instante de la muerte. Quizá, desprovistos de influencias culturales y costumbres religiosas, la búsqueda individual del significado de nuestra existencia se enfoque hacia la vida misma: Decidir con plena libertad para qué vivimos y lo que haremos con el tiempo que dispongamos de vida, bien puede resultar en una experiencia trascendental en la que la muerte juegue un papel igualmente primordial, pero en un terreno secundario.


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Foro Café

Patriotismo y globalización

Café Literario

Si el proceso de conformación de la identidad individual estriba en el cúmulo de experiencias adquiridas conjugado con la cantidad (y calidad) de la información mediante la cual aprendemos a interpretar la realidad que nos rodea, ¿es entonces válido suponer que, además de las condiciones familiares, económicas y ambientales bajo las cuales se desarrolla el individuo, la nacionalidad de éste influye también en su carácter, la visión de sí mismo y su confianza? Somos seres sociales, y como tales, el instinto de pertenencia tribal de los primeros grupos humanos perdura hasta nuestros días manifestado en núcleos concéntricos que bien pueden clasificarse desde lo familiar hasta la identidad colectiva de la nación a la que pertenecemos (sin dejar de lado aspectos económicos, de raza, cultura, religión, etc.). Si bien la personalidad individual se va desarrollando a partir de nuevas experiencias, también es cierto que existen elementos heredados que resultan igualmente determinantes en la escala de valores personales. Traslademos la atención a aquellos elementos correspondientes a la historia que precede al país al que pertenecemos, e infundamos de ésta al carácter colectivo de los ciudadanos; veremos entonces que las características esenciales de la historia pasada, remota o reciente, posee una determinada influencia sobre los pilares que sostienen la identidad individual, creando así características comunes que, en su conjunto, constituyen la identidad predominante de los pueblos. Así, los hijos de una nación conquistadora heredan el cariz de conquistadores, tal como en la infancia seguimos el modelo de conducta del círculo inmediato al que pertenecemos. De igual modo, una historia nacional de derrota, traición y deslealtad conlleva pesimismo y desconfianza en el carácter de sus herederos (predispuestos, además, a repetir la misma historia). Partiendo de la idea de que a la patria se la considera un arquetipo de virtud para exaltar el orgullo ciudadano, ¿es sano infundirle de un cariz incuestionable cuando la historia que precede a ésta influye en el
carácter de sus individuos, que a su vez es determinante en los mecanismos de convivencia social en los cuales se desarrollan? Si pudiéramos elegir en vez de heredar la identidad de nación a la cual pertenecemos, seríamos quizá más cuidadosos en juzgar la historia y sus protagonistas, tal como en la vida adulta juzgamos también a nuestros padres. No podemos elegir el lugar del mundo en el que habremos de nacer; el reto, sin embargo, estriba en ser capaces de construir un presente que redunde en el legado de una historia acorde al ideal social de una identidad patriótica virtuosa, congruente y verdadera.


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Foro Café

Adoración del alma

por Manuel del Riego

La delicia de tus besos cesa, las caricias de tus dedos ya no tengo, la confusión regresa a mis sentidos, tú regresas a la ausencia.

Palabras que te dije con mensaje cierto, las recibes con lectura errónea.

Para amarte sé que sólo tengo lo que siento. Lo que digo no es congruente con lo que tú aprecias. Yo pensé que no soy macho y lo sostengo, es la forma en que elaboro mis mensajes, la que ha hecho que percibas lo que no pretendo.



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Manuel del Riego
Mexicano

Cabello negro

por Manuel del Riego

Cabello negro, manos de seda, ojos que hablan lo que los labios callan.

Administras lo que sientes, no dices lo que piensas. Pactas distancias y ahorras malestares…

Corazón cicatrizado dices. Yo creo que está sangrante.

Ojos desgarrados por el sudor del llanto, humedales del alma, cantos mudos, añoranzas ciegas…

Y tú no estás conmigo.


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Manuel del Riego Mexicano

Consideraciones sobre la cotidiana muerte

por Patricia Ochoa Sánchez

«Cada instante de la vida es un paso hacia la muerte»
Pierre Corneille


Entre la multitud vi a una mujer diminuta, débil y encorvada que apenas y podía respirar en su asiento, tenía media cara cubierta por una máscara conectada a una toma de oxígeno del servicio de urgencias del Seguro Social. No había camillas disponibles esa noche; el servicio estaba saturado y los médicos caminaban de un lugar a otro con cinco o seis pacientes en la cabeza.

A pesar del medicamento que una de las enfermeras añadió al gas que respiraba, el semblante de la mujer no lucía nada bien, sus labios seguían azules, sus ojos perdidos, su aliento agotado. En aquel entonces yo era una estudiante, me encontraba realizando mis prácticas clínicas y sólo obedecía órdenes. De pronto oí una voz, nunca supe de quién fue: «Doctora, tome un electrocardiograma a esa paciente», acto seguido pedí ayuda a la enfermera para trasladar a otro paciente a una silla y dejar libre la cama donde acosté a la mujer. Mientras colocaba los electrodos en su pecho, la paciente me tomó de la bata con una energía violenta
que no me explico de dónde sacó, me jaló fuertemente hasta que quedé a unos cuantos centímetros de sus ojos y me dijo gritando: «¡Doctora, me estoy muriendo!» Cayó inconciente. En sus ojos, fijos y abiertos, no había otra cosa que certeza. Varios médicos se apresuraron, realizamos todas las maniobras de reanimación conocidas pero la muerte fue inevitable. Me quedé observándola, parecía anciana, aunque en realidad nunca supe si lo era. Tal vez la muerte le llegó de golpe transformando sus facciones en poco tiempo.

Noches enteras después del suceso continué viendo claramente los ojos de esa mujer. Repasaba una y otra vez los hechos: su diagnóstico inicial no era correcto. ¿Qué doctor la vio primero? ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Qué pude haber hecho por ella? Lo único que pude asertar fue que bajo ninguna circunstancia desee que muriera, sólo quería ayudar, pero nada de lo que yo pensara cambiaría el hecho; luego consideré que si la paciente no hubiera estado ahí, igual hubiera muerto en algún otro lugar. Lo que me conflictuaba era considerar que tuve la oportunidad de salvar su vida y no lo hice, un ego que constantemente nos invade en esta
profesión.

Como médico he presenciado la muerte de muchas personas en diversas circunstancias, conozco a innumerables médicos que viven una lucha constante contra la muerte, como si ésta en verdad pudiera evitarse y más aún, como si un médico poseyera ese poder. Escucho comentarios continuos de personas que me preguntan, ¿cómo manejas la culpa cuando se te muere un paciente?, y yo respondo que he acompañado a muchos en el proceso de su enfermedad y los he visto sanar, y también he estado ahí cuando otros pacientes mueren, y en ninguno de los dos casos he sido yo la causa del hecho en sí, ni culpable ni héroe. La situación puede ser la misma, pero la percepción es distinta, existe una gran diferencia entre ayudar simplemente en lo que uno puede, o sentir que se debe tener el control absoluto de la situación; por eso la muerte llega de improviso, en ocasiones, contra todo pronóstico médico, y viceversa. La vida también toma por sorpresa a muchos moribundos, si no ¿cómo se explica el hecho de que ante dos pacientes del mismo sexo, edad, diagnóstico, igual tratamiento y en general bajo las mismas circunstancias, uno viva y otro no? El médico no realiza ni más ni menos en cada caso, y la familia de un paciente lo considera salvador por hacer exactamente lo mismo por lo cual los familiares del otro lo llamaron asesino. Entonces, ¿no resulta un tanto irónico suponer que el médico tiene en sus manos el poder de la vida? Creo que existe un concepto erróneo en muchas personas, e incluso en los mismos médicos; la vida no está en nuestras manos, nunca lo ha estado. Es cierto que la negligencia médica existe, lo mismo que el homicidio en las calles. Una persona le puede quitar la vida a otra, pero aún así he comprobado que cuando esa persona debe vivir, vivirá con, sin, y a pesar del médico. He visto personas salir caminando por la puerta del hospital después de recibir 11 balazos en el tórax, y he visto morir a gente con una sola bala en la misma región; he visto negligencias médicas que no tienen repercusión alguna en la mejoría del paciente, y excelentes manejos que no bastan para preservar la vida. En ocasiones se realizan exhaustivos protocolos de investigación para determinar las causas exactas de una defunción, y siempre existen casos que se salen de todo parámetro y explicación científica.

Existe un abismo infinito de posibilidades, la medicina no es ni será nunca una ciencia exacta, y menos cuando intenta explicar la muerte y sus razones. La muerte no se puede limitar a una definición, es más compleja, se puede estudiar lo que existe alrededor de ella y sus posibles causas, se han desarrollado medidas paliativas físicas, sociales y emocionales para el control del dolor, y específicas en la atención del moribundo, fármacos especializados en pacientes desahuciados para brindar una mejor calidad de vida el tiempo que ésta dure, se puede también ayudar a la familia del fallecido durante el duelo, pero nunca se tendrá un control sobre la muerte, pues ésta no se encuentra sujeta a una ciencia ni al tiempo; es lo único seguro que tenemos al nacer. Mientras algunos tratan de provocarla, otros le temen, la retan o la evaden, algunos creen burlarla, otros intentan a toda costa llegar sanos y salvos a las cercanías de su final, pero todos mueren tarde o temprano. Y por más cerca que esté uno de la muerte y se enfrente a ella constantemente, ésta seguirá siendo impactante. Independientemente de las creencias o ideologías que cada persona tenga sobre lo que hay o no después de la vida, la muerte en sí seguirá siendo un terreno desconocido. ¿Qué sabes tú de la muerte?, me pregunté cuando me disponía a escribir estas líneas, y la respuesta fue y sigue siendo la misma, creo muchas cosas acerca de ésta pero la realidad es que nada sé; es un absoluto misterio.


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Patricia Ochoa Sánchez (Guadalajara, Jal.) Es Médico Cirujano por la Universidad Autónoma de Guadalajara. Actualmente cursa la Maestría en Cirugía Estética.