Publicado en El Minutario
El turno para el peninsular que pasa por México profiriendo simplezas corresponde esta vez a un escritor llamado Arturo Pérez-Reverte (entiendo que muy famoso).
Pérez-Reverte acaba de sentenciar que “la cultura, si no es popular, no es cultura” (algo no del todo distinto a lo que opinaron Mussolini, Stalin y Perón). La declaración habrá provocado maremotos de emoción en el pueblo, tan protagonista de la cultura como urgido de saberse comprobado, en tal calidad, por los “intelectuales”. En la misma jornada, el señor Pérez-Reverte propuso que
Un país como México se entiende más por lo que han hecho Los Tigres del Norte que por el papel de los intelectuales o los escritores. Ellos son cultura mexicana; eso del folclor es secundario.
Deseoso de entender a México, logré enterarme de que Los Tigres del Norte son una “agrupación” musical constituida por cinco caballeros de bigotito, vestidos de azul rey con florecitas, originarios del norte de México donde -todo parece indicarlo- abunda el tigre.
Yo prefiero suponer, por respeto a ellas, que las palabras “cultura” y “popular” –tan acostumbradas a tomarse de la manita y luego hospedarse en cualquier boca- poseen una complejidad mayor a la que blande el señor Pérez-Reverte. Así lo supusieron también varios de sus compatriotas (Pedro Salinas, Jorge Guillén y Luis Cernuda, por ejemplo) en momentos en que la cultura española se hallaba en aprietos bastante más populares que, hoy, la mexicana.
La idea de lo popular que tiene el señor Pérez-Reverte lo ha arrinconado en la convicción de que cierto enigma, que para él se llama “México”, ha sido descifrado por los señores Tigres del Norte. Lo ha dicho desde la autoridad de quien tan bien entiende a “México” que juzga quién más lo entiende, siempre y cuando lo entienda de la misma manera, pero nunca mejor que él.
Entender a México por intercesión de Los Trigres del Norte es tan importante que el señor Pérez-Reverte concluyó su desigual batalla con la inteligencia considerando “fundamental que en México se haga lo que ya se está haciendo en muchas universidades de Estados Unidos: hacer de la agrupación tema de estudio académico.” Así pues, lo que se metió a la boca del señor Pérez-Reverte –una vez que la dejó vacante la “cultura popular”- es que la cultura, mientras más popular, más debe y se debe a la academia.
Por lo que a mí toca, seguiré confiando en que España habla por boca de Ortega y Gaos, de Juan Ramón y de Savater, y de muchos otros. Jamás la insultaré exigiéndole que se cifre, y menos aún que se descifre, por medio de Rocío Dúrcal o Raphael o de quien sea que domine hoy el ruidoso hit parade de lo popular.
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Guillermo Sheridan (Cd. de México, 1950). Especialista en poesía mexicana moderna, estudió la licenciatura en letras en la Universidad Iberoamericana, la maestría en la University of East Anglia (Inglaterra) y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde también se doctoró. Es investigador titular en el Centro de Estudios Literarios y profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de esa misma universidad. Ha sido académico visitante en universidades de Escocia, Francia y Estados Unidos.
Fuente: El Minutario
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