miércoles, 4 de febrero de 2009

Medios Lunes

por Vicente Verdú
publicado en El Boomeran(g)

La muerte de John Updike se asocia a la desaparición del espejo de la clase media pero, en rigor, la muerte de Updike coincide con la muerte -no especulativa, sino real- de la clase media.

En esa clase mediana, mediocre, extensa y habitual, la sociedad mecía su larga moderación y su previsto sino sin sobresaltos. En esa clase media la sociedad adormecía sus posibles sueños de juventud sin traumas muy visibles a lo largo de la vida.

Updike hizo sin embargo, a través de su introducción en los entresijos de sus conciudadanos, una épica también de talla media que fue, al cabo, la mayor épica de la época tras la segunda guerra mundial.

La contradictoria paz de la mayoría silenciosa, el malestar sumido en el bienestar casero, la depresión oculta en el horario fijo y el fracaso acompañada de mujer e hijos para toda la vida redondeaba el relato de esa multitudinaria población. Esa clase media, sin embargo, ha ido deslizándose desde hace un par de décadas hacia zonas en las que ya se confunde con aquellos proletarios, ahora mejorados, de los años 50 o 60. Una confusión no como efecto de compartir una misma conciencia de clase explotada y un espíritu propicio a la subversión, sino sencillamente como consecuencia de un despojamiento gradual de los ingresos y las experiencias. El nivel medio de la clase media ha caído hasta separarse espectacularmente del nivel de los altos empleados o ejecutivos y el abismo entre unos y otros ha ido situando a los más en mismos bordes del insomnio, en los diarios vértigos de la hipoteca, en el endeudamiento de constante y por encima de la capacidad de pagar.

Todas las crisis se ha caracterizado por una etapa anterior en que las desigualdades se acentuaron. He aquí la disolución social. También la dolorosa desaparición de Updike y de su territorio. Todos sus libros, sus minuciosas historias sentimentales y psicológicas emergen ahora como un documento de un tiempo que ahora ha perdido tanto el mortal relente de su tedio como el aire de su estabilidad. Estabilidad mórbida pero tan valorada ahora, cuando el mundo, cada lunes, se hunde un poco más.


____________________________________________________________________
Vicente Verdú nació en Elche en 1942. Escritor y periodista, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona y es miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribe regularmente en el El País, diario en el que ha ocupado los puestos de Jefe de Opinión y Jefe de Cultura. Entre sus libros se encuentran: Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). En Anagrama, donde se editó en 1971 su primer libro, Si Usted no hace regalos le asesinarán, se han publicado también los volúmenes de cuentos Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y los ensayos Días sin fumar (finalista del premio Anagrama de Ensayo 1988) y El planeta americano, con el que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo en 1996. Además ha publicado El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción (Anagrama, 2003) y Yo y tú, objetos de lujo (Debate, 2005). Sus libros más reciente son No Ficción (Anagrama, 2008) y Passé Composé (Alfaguara, 2008).

No hay comentarios:

Publicar un comentario