jueves, 29 de enero de 2009

Agua y Piedra de Sol (Los Ojos)

enviado por Verenice Naranjo


I

OJOS CON PECES AZULES Y AMARILLOS

El ojo es la imagen que se alimenta de imágenes
crea visiones para solazarse, luego las devora...
cuando no se entretiene atrapando figuras
anda descalzo por las palabras.

El ojo hace alquimia cuando despierta colores
resbala por arcos y líneas,
se detiene en texturas,
adentra profundidades.

El ojo roza el fuego del sol,
se hunde en el agua,
alcanza las constelaciones.


El ojo descubre mentiras,
prevé, aventura, adivina.
El ojo es sabio, no tiene prejuicio
no elige, sólo sabe ver.
Imagínese la sabiduría de dos ojos juntos.

Dos ojos son las raíces y las ramas de millones de árboles,
son todos los peces nacidos en los océanos moviéndose al unísono,
dos ojos son el rastro de todas nuestras generaciones:
son el brillo del agua que heredamos. Que heredaremos.

Los ojos son líquido ámbar, agua y piedra de sol;
huella digital-espiral de ondas en movimiento
de los parientes que nunca llegaremos a descubrir
quiénes fueron,
son el verdadero eterno-árbol genealógico.

Los ojos son la luz que nunca se perdió,
son luz continua.
Los ojos son el sueño de alguien que soñó
en el origen de los orígenes.

Lo que se enamora en realidad no es uno,
es la luz de los ojos de uno
mis ojos viven enamorados de la luz de sus ojos de peces azules
y amarillos.


II

REDES DE LUZ

Son los ojos quienes se cruzan con la luz de otros ojos
y hacen sus propias decisiones, como por ejemplo,
optar por verse a diario y darse citas crepusculares.

Hay luces de ojos que se enamoran y desean ser espejos,
identifican su oficio de espejo,
volviendo necesaria e inminente la proximidad de la otra persona.

Por si fuera poco, los ojos un día descubren la sombra de su propia luz reflejada en otra piel.
Es cuando se torna irrenunciable la piel de la otra persona,
¿Alguna vez ha prestado atención a la sombra que proyecta su cuerpo en la piel de otra persona?

Haga la prueba y verá que si busca la sombra de su piel en otra piel,
percibirá que se trata de una evidente caricia entre la luz de unos ojos y la luz de otros ojos, ¿porque quiénes sino ellos son los que descubren estas sombras?

Existen sombras de todos colores.
He visto sombra de una iridiscencia dorada y multicolor como concha nácar
derramada sobre mi propia piel cuando la mira cierta persona,
al mismo tiempo he visto en la piel de esa persona
una sombra roja-anaranjada color fuego.
Son sombras de luz que sólo ven nuestros ojos.

Lo que se enamora en realidad no es uno,
es la luz de los ojos de uno.
Quienes se enamoran son las sombras de la luz de nuestros ojos
que se descubren en la otra piel.


III

LA LUZ DE LOS SUEÑOS

En los sueños hay luz. Los ojos necesitan luz,
para que presenciemos el milagro de observarles viendo.
Cuando soñamos,
hay una luz paralela a la luz de sol
que derrama claridad sobre nuestros ojos y nos permite ver.

Es obvio que los sueños son continuación de la realidad
en una dimensión iluminada de otra manera.

Para ver y buscar personas durante los sueños,
es preciso que conozcamos de memoria
la luz de los ojos de la otra persona.
Hecho esto, puede proceder a darse citas en sueños.
Funciona.

Si no puede lograrlo no sufra,
empiece por descubrir la luz de otros ojos durante el día,
cuando los ilumina la luz del sol.
Es un excelente inicio.

Lo que se enamora en realidad no es uno,
es la luz de los ojos de uno.
La luz de los ojos que saben darse cita en los sueños.
Lo sé bien. Lo sabemos.


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··· Sencillo tributo, a la memoria de Octavio Paz y de Verónica Barale.


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Enviado por Verenice Naranjo G.

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