sábado, 16 de mayo de 2009

Albedo (abril 2009)

por Adrián Franco
publicado en Viva La Palabra


La conmemoración de los días considerados santos por la práctica eclesiástica parece la ocasión adecuada para revalorizar aspectos relativos a las leyes morales y las leyes físicas. Podríamos abordar el tema de manera genérica argumentando que la diferencia fundamental entre unas y otras radica en el terreno donde cada una de éstas tiene lugar. Es decir, las leyes físicas no poseen influencia mensurable en nociones de tipo moral, del mismo modo que las leyes morales no afectan en modo alguno las diversas propiedades que rigen a la naturaleza.


Esta diferenciación pudiera sonar plausible en primera instancia, sin embargo abre una amplia brecha a la refutación de su primer enunciado (como se verá más adelante). Un argumento más certero para establecer la diferencia podría expresarse de la siguiente manera: Las leyes del mundo físico fueron y serán las mismas antes y después de la existencia del género humano; no así las leyes morales.

Si partimos de una aseveración tan simple, llana y a la vez sencilla de aceptar en términos lógicos como la recién mencionada, entonces la reflexión da pie al cuestionamiento de conmemoraciones masivas y efusivas —como las ocurridas en los días denominados santos— con fines del fortalecimiento colectivo de ciertos códigos morales y conductuales promovidos por la autoridad eclesiástica, y cuyas constantes se encuentran primordialmente determinadas por intuiciones, supersticiones y sistemas de creencia que parten del sacrificio como medida esperanzadora de resarcimiento ante el miedo y la culpa...


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Adrián Franco (Cd. de México, 1976) Es editor de Ágora
Fuente:
Viva La Palabra


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