sábado, 12 de abril de 2008

Miguel Mouriño

por Miguel Mouriño

Dentro de la amplia gama de poetas mexicanos, algunos líricos, otros de estricta formación académica, pocos son los que consiguen alcanzar estándares que por sí mismos les conviertan en referencia dentro del ámbito de las letras. Menos aún son los que llegan a dicho punto sin necesariamente convertirse en cómplices de la industria editorial. Miguel Mouriño es un claro ejemplo de que la calidad y sensibilidad poéticas no van de la mano con el reconocimiento íntegro de los círculos privilegiados que ostentan el poder literario en México.


Inicié en 1997 El Tintero, revista de poesía en formato tabloide, que se distribuía en la colonia Condesa y fue muy conocida. En 1999 se dejó de imprimir y todo derivó en una editorial independiente que se llamó igual, El Tintero, y en ella se publicaron cerca de 600 títulos, desde ese año hasta 2002, en ediciones muy sencillas en las que participaron siempre sus autores, principalmente en la distribución y venta. Se vendían de mano en mano y era política de la editorial no tener presencia en librerías, pues se pretendía explorar otras formas de distribuir libros y de que los autores ganaran más por su trabajo y no sólo eso, sino que tuvieran contacto directo con sus lectores y se forjaran en el cúmulo de emociones que significa enfrentar al posible comprador de un libro, abordándolo en un espacio público e invitándolo a conocer la obra en boca del propio autor, quien podría vender sus libros sin intermediarios, además de tener la seguridad de que su libro estaba en manos de alguien que sabía a ciencia cierta lo que había comprado y por qué. Otra ventaja es que se vendían muchos más libros así que en los estantes de las librerías. Luego, junto con otros poetas, principalmente un tío, Jorge Mouriño (quien se enemistó con Octavio Paz y fue vetado por éste, motivo por el cual debió dejar el país en busca de su desarrollo profesional como escritor y poeta, así pues, emigró a la URSS e impartió durante casi diez años la cátedra de lenguas hispánicas en la universidad Patrice Lumumba de Moscú), desarrollamos una corriente que llamamos verso impuro, que no es otra cosa que la rebelión al verso libre. Disidentes de las formas, de las reglas, de las momias académicas o vacas sagradas, como Paz, por ejemplo, decidimos discernir fuertemente de ellas y apostamos al talento, la creatividad y la sensibilidad de los poetas, que pueden crear líricamente mucho mejores versos que los academistas, amarillentos de tanto estar leyendo y leyendo sus obras en foros y foros, sin que les pegue el sol, sin salir nunca a la calle a vender un libro, a leer un poema en una plaza sólo por el gusto, o bien a escribir con el corazón más que con las reglas. En 2002 la naciente fundación Neruda, encabezada por Volodia Teitelboim, recibió de manera fortuita un ejemplar de mi libro “Rómpase en Caso de Emergencia”, y me otorgaron el Premio Neruda, como la mejor edición de autor del año, por el mejor contenido y por el verso impuro. Luego cree la editorial Viva la Palabra, a raíz de que el TEC de Monterrey me demandó por usar el nombre de El Tintero. Viva la Palabra heredó la trayectoria del Tintero y se han publicado bajo este nuevo sello unos 250 títulos, desde el 2004 a la fecha. Viva la Palabra tiene presencia en la web desde 2006, y además estamos desarrollando un proyecto de TV cultural por internet que se llama COYOTV, así como el fondo cultural Coyoacán Edita, que será el primer fondo cultural creado en el D.F., de modo particular y desde la sociedad civil.


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Miguel Mouriño ha publicado 9 libros de poesía. Es Coordinador de Programas Educativos y Difusión Cultural del Museo León Trotsky, colaborador en Milenio y La Jornada, editor de Viva la Pabra Revista y de los suplementos Tiempo de Poetas y La Cultura No Muerde. Voy a Volver forma parte del poemario Rómpase en Caso de Emergencia.

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