Dr. Veremundo Carrillo, Adrián Franco y Filiberto García
Ágora. Cultura, Historia, Filosofía y Arte
A la entrada de esta Ágora o plaza pública, nos recibe una deliciosa calavera fumadora de Van Gogh (s. XIX), y nos despide a la salida el cráneo trunco y vacío invertido sobre dos manos descarnadas, sueño de Jorge Hinojosa, como el Sueño de los Guantes Negros de Ramón López Velarde. La plaza, la revista, es en esta ocasión camposanto o cementerio: lugar para soñar (descansar). Nos sirven de guía los filósofos, desde Epicuro (s. IV a.C.), hasta Emile Cioran (s. XX); y también los aún viandantes pintores, poetas, cuentistas.Escritos breves, de no más de una página y media, unos densos, otros volátiles. Diecisiete textos en 20 páginas. ¡Ni Gracián ni Epicteto! No me libro de lo que alguien considera un defecto: leer todo lo que voy a comentar. Si digo: «mira», es porque ya miré yo. Espero no ser menos discreto que los colaboradores, en cuanto a extensión.Emile Cioran, rememorado por Adrián Franco: cavila «Antes de pasaba con gravedad de una contradicción a otra; ahora sufrimos tantas a la vez que no sabemos ya por cuál interesarnos un cuál resolver». Infunde a la historia humana de una loable sensación de agotamiento. (p. 2)Esclavo Albedrío, por José Félix Bonilla Sánchez. Es un juego de ajedrez, el tirano sacrifica piezas en la lucha «por la libertad», sólo para permanecer él. Es la inmolación ajena en la política, civil o religiosa. (p. 4-5)¿Por qué?, de Adso Eduardo Gutiérrez, es la compleja tragedia de la vida hecha pregunta. (p. 5)Vox Pópuli, por Rodrigo Alemany. Poema del hombre nuevo de América Latina, «un duende azul con capuchón rojo», que se reconoce total, vástago de Pedro de valdivia, del Indio Seattle y de Coyolchaiqui. (p. 6)Otra guía de cementerio es Carmen Izquierdo, en un cuento, La Perspectiva Celeste, donde de sueño en sueño, buscando el origen de la vida, una mujer retorna al vientre de su madre justo antes de nacer. La lectura nos sugiere «la perspectiva terrestre» y la técnica narrativa de Carlos Fuentes, en La Muerte de Artemio Cruz: para adelante o para atrás, la muerte boca abajo o boca arriba, el destino es el mismo. (p. 7)Con el fotoperiodista chiapaneco Mauricio Chalons recorremos el Campo de refugiados de Bosnia. «En esta guerra todos hemos perdido», suspira un sobreviviente yugoslavo. Y esto nos lleva a pensar en nosotros hoy, en Irak, en las fiestas patrias de Morelia, y en la avioneta en llamas de Mouriño. (p. 8-9)El Café Literario nos envuelve en el humo del existencialismo y la vida moderna. Lúcida y sombría reflexión: «No cabe duda que una buena parte del instinto de supervivencia del ser humano estriba en el manejo emocional de la inminencia de su muerte». (p. 10-11)Hay un paréntesis de poemas sencillos, táctiles y melódicos, sobre el amor, de Manuel del Riego. (p. 12)Las Consideraciones de Patricia Ochoa abordan los límites de lo humano, ante el advenimiento de la muerte. (p. 13-14)Enrique Layna, escéptico sobre el más allá, se rinde ante la presencia silenciosa de Cholo, su perro ya muerto: «Subió a la cama, sentí su peso sobre el colchón; junto a mis pies, como acostumbraba hacerlo. Mis lágrimas silenciosas emergieron de nuevo». (p. 15-16)La difícil y fatal convivencia de pareja se expresan en Sólo una Carta, de Andrés Méndez, donde hasta el suicidio se controla. (p. 17)Sólo por el inicio de Réquiem para mi Abuelo, intuyo que Andrés Briseño leyó mi poema Hoy hace un año, cuatro meses y ocho días. Ay de él si no lo ha leído. Pero aquí lo que importa es el abuelo difunto, vivo en el amor y la esperanza: «Es un abuelo tangible, el que anduvo por el mundo, y otro revestido de recuerdos, el que anda en los corazones, entre las ideas y el sentimiento». (p. 18-19)Quintaesencia de esa literatura concentrada es la última página, por la que sabemos de qué murió cada filósofo: Abelardo: por una monja; Agustín de Hipona: ataque de hipo; Comte: negativismo; Copérnico: víctima de una revolución; Chomsky: transformación degenerativa; Demócrito: atomizado; Heráclito: ahogado dos veces en el mismo lugar; Kierkegaard: salto al vacío; Levi-Strauss: devorado por nativos; Maquiavelo: intrigas menores; Marx: falta de capital; Nietszche: sobredosis de auto poder; Pitágoras: se le fracturó la hipotenusa; Zenón de Elea: arrollado por una tortuga.No digo más. Buena revista. Variada. Profunda y ágil. Cosmopolita. Muy del siglo Veintiuno. Ah, y conforme al tiempo y a Jerez, es decir: mágicamente fúnebre.Jerez, Zacatecas, El Foro Café, 5 de noviembre de 2008
Veremundo Carrillo Trujillo
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Dr. Veremundo Carrillo Trujillo (Tepetongo, Zacatecas). Es poeta y escritor. Hizo estudios de Humanidades en Montezuma, Nuevo México, EEUU. Doctorado en Filología Clásica en Salamanca, España. Fundador y primer director de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Ha escrito libros como: Barro que Suena a Plata, antología de literatura zacatecana, Máscaras de Piel de Hombre, La Décima Luna, Antología poética 2003, entre otros. Actualmente es presidente de la Asociación de Estudios Clásicos y Medievales, y de la Asociación Amigos del Patrimonio Zacatecano. Es también subdirector de Enseñanza del Instituto Zacatecano de Cultura.