sábado, 15 de noviembre de 2008

La perspectiva celeste

por Carmen Izquierdo Álvarez

Se despertó muy temprano. La luz del día inundó la estancia amplia y desnuda. Se desperezó suavemente, mientras se miraba en el espejo de la vida e interpretaba gestos aprendidos. Su rostro nada excepcional cobraba entonces una belleza singular, rara y casi perfecta en conjunto con su cuerpo. Se deslizó hasta la ventana y contempló el paisaje quieto, adornado de verdes y azules e irisado de cromatismos indefinidos. ¿Dónde se hallaba? El recuerdo había desaparecido poco a poco; las formas perdían sus contornos hasta convertirse en sustancias maleables. Sólo ella permanecía en medio del paisaje, mirando siempre a través de la ventana, preguntándose por el origen de su pensamiento y de su ser. Se recordaba desde ese mismo instante. Su existencia había comenzado entonces.

Al anochecer, dormiría plácidamente; luego ya nunca más recordaría el sueño y su significado. Permaneció sentada durante mucho tiempo, mirando a su alrededor, respirando el aire azul que pasaba junto a su rostro, rozándola, acariciándola y meciéndola en silencio. Deseaba sentirse así siempre. Sin embargo, recordaba un vago sueño que se repetía una y otra vez. Se acarició el rostro y unas lágrimas brotaron de sus ojos. Presentía que el sueño era un imposible y que si intentaba descifrarlo siempre regresaría al punto de partida.

¿Quién soy yo? Yo soy de donde nacen las piedrasoriginarias y el cielo estalla constantemente creando minerales que cruzan el universo buscando un lugar donde morir. Soy el ser que se creó de la nada y fue transportado a una nebulosa vacía que yo llené de vida. Antes, el universo y yo éramos uno. Pero ahora, ¿hacia dónde me dirijo?

Soñó que el cielo era una gran tela fuerte, compacta, que se deslizaba lentamente hasta rozar la tierra. Entonces se despertó. No quería sentirse desprotegida, sin un cielo que la cubriera. Pero al poco tiempo volvió a soñar con la misma secuencia. Intentó asomarse a través del sueño al inicio de la caída de la tela y contemplar las pinzas imaginarias que sostenían el tejido resistente, que ahora caía cada vez más deprisa. Abrió los ojos agitada, movió las manos intentando sujetar aquella tela que caía sin remedio. Comprendió que su posición en el sueño no era la adecuada para llegar al inicio. Había actuado demasiado rápido. Volvió a dormirse y soñó que soñaba en un ser que era ella y que contemplaba el origen de la tela azul. Pero esta vez le asustó la posible visión y se obligó a despertar. Lo intentó de nuevo, dejándose llevar por el ser que soñando soñaba que se elevaba hacia la tela azul, atravesándola, mientras ésta seguía su vertiginosa caída. Sintió un zumbido en los oídos y el corazón le latió muy deprisa. No podía ser cierto. Por un instante intentó regresar al primer sueño, donde todavía seguía cayendo la tela y ella la esperaba aterrada. Pero el segundo sueño le impedía descender. Se sintió estallar y luego dividirse en múltiples seres que generaban otros sueños, y en cada uno de ellos podía observar la caída desde perspectivas diferentes. De pronto, se unificaba en un solo ser y contemplaba el vacío. Al mirar hacia arriba, vio cómo la tela se deslizaba hacia abajo y tras ella muchas otras se disponían a descender. Y todas eran azules y transparentes.

Sintió una infinita tristeza. Comprendió que nunca contemplaría las primeras pinzas que sujetaban la tela originaria, el cielo primigenio. Algunas lágrimas brotaron de sus ojos y le despertaron del estado febril en que se hallaba. Sólo podría contemplar un trozo de cada uno de los innumerables cielos. Y se dio la vuelta, por fin, mientras su madre sentía las últimas contracciones. Al salir, lloró desconsoladamente. Ahora sería difícil encontrar la perspectiva celeste.


____________________________________________________________________
Carmen Izquierdo Álvarez (L´Hospitalet de Llobregat, Barcelona, España, 1961) Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona. Ha colaborado para diversas editoriales españolas como redactora y técnica editorial. Actualmente trabaja como especialista en edición para Random House Mondadori, España. Contacto: carmenizquierdoalvarez@yahoo.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario