sábado, 15 de noviembre de 2008

Sólo una carta

por Andrés Méndez Palacios Macedo

«Envy is the bond between the hopeful and the damned»
Pink Floyd


Me fascina que me amenaces con quererte suicidar y no es que no te crea, yo te sé capaz. Pero me das una increíble sensación de poder: yo mantengo latente tu hilo de plata, sólo yo decido entre tu muerte y tu vida. Si te digo «te amo», aunque no me creas, quedarás complacida, dejarás tus pataletas sobreactuadas y vendrás a recostarte a mi lado. Y si digo «mátate», te irás con tu rabieta contenida mientras me complazco con la idea de que obedecerás. Por eso te tengo aún a mi lado, porque con tus desplantes me entregas tu vida.

Hay días en que saboreo la idea de tu muerte. No porque ya no soporte tus delirios, sólo es curiosidad; el morbo atrayente de verte caer. Me tumbo en el suelo haciéndote compañía, junto a tu cuerpo inerte —te abrazo, tú lo haces también— y yo mientras tanto, impávido, mirando a la nada del techo con sus eventuales carcomidas. Resulta entretenido pensar si este gesto proviene del ocio, del amor o de la hipocresía, porque bien se sabe que fingir pena, así como su contraparte, la caridad, es bien aceptado en sociedad. Y tengo tanta ansiedad de saber el por qué de mis reacciones que hasta ganas me dan de ayudarte en tu fúnebre labor.

¿Y si descubriese que mis actos surgen de la más profunda visceralidad? Sería sublime encontrar el amor entre tu sangre; el amor que existió hace años, el que enterraste hace tanto tiempo entre tus huesos. Pero han pasado muchos otoños, sus hojas han caído sobre los dos, haciéndonos este par de personajes con el script de un sacrificio mutuo y continuo. No sé por qué seguimos juntos y aún así, todavía te quiero a mi lado.

Cuando te veo, siento envidia. Tú, que te puedes desconectar del mundo y andas desnuda de alma y cuerpo. Sin horarios, sin tráfico ni estrés. Todo lo que haces es vivir en tu sufrimiento, gozar tu locura. Andas gimiendo por toda la casa sin que nadie te reclame, gritas sin apenarte. No hay reglas en tu mundo. No hay mundo en tu mundo. Ni gente, ni absurdos sentimientos que te vinculen a los demás. Libre, vives libre y con libre demanda de antidepresivos.

Mas sé que aún con mi enfermedad, el terrible padecimiento de la cordura, tú también me envidias. Te encantaría regresar al sometimiento de ser “damita de sociedad”: a las tardes de café con tus amigas y a las compras de outlet; al esclavizante mundo de los niños y su infinita voluntad de pedir todo. A las tardes de sillón y televisión, a la comida dietética para mantener la línea, y a los jueves de spa. Y cuando me envidies, te dominaré, con todo y tu esencia libre y tu ser superior. Sé que tú también me sometes y eso es mejor. No todos pueden jugar el mismo día el rol de rey y súbdito. Tal vez por eso nos seguimos sentando juntos en el jardín todas las tardes de regreso de mi trabajo con las manos accidentalmente entrelazadas.


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Andrés Méndez Palacios Macedo (Cd. de México) Oriundo de la Candelaria en Coyoacán, empezó su trabajo como escritor dentro de las extintas publicaciones Inesperada Fuga y en el periódico Nosotros. Condujo la cápsula cultural Fuga Auditiva dentro del programa Cambiemos Juntos. Pertenece al consejo editorial del colectivo Café Literario. Ha publicado también en las revistas Cinecartelera, de Cinépolis, Cinefilia y Revista del Café Literario; en los libros: Homenaje a Bukowski de la colección La Tanda Literaria y El amor en cada esquina, Coedición del Café Literario, Ars Ludis y Serendipia, Revisteros. Actualmente compila el trabajo de poesía colectivo http:/Poesía Cero en coedición con Generación Espontánea.

1 comentario:

  1. LA POESIA MAS FASCINANTE ES LA QUE ESCRIBIÓ ANDRES MENDEZ PALACIOS MUCHAS FELICIDADES TIENES UN CAMINO MUY LARGO COMO ESCRITOR SIGUE ASI, SON POCOS LOS QUE REALMENTE LO HACEN DESDE EL CORAZON!!!
    Y FELICIDADES TAMBN A LOS DEMAS!!.

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